Ultimamente estoy pensando que necesito cambiar mi vida de forma rotunda. Hace una semana que me saltó la ficha. Necesito tener las puertas de un mundo que abrace mi pasar. El trabajo, mi casa, mi casa, el trabajo, esa sigue siendo mi vida.
Tengo motivos suficientes para amarrar mi almohada y estrujarla, soltando alguna que otra lágrima, siendo el desencadenante la felicidad que percibo de los demás. La felicidad de los adolescentes, de los mayores, del desinterés, de la alegría, de la seriedad y de los buenos momentos.
La música es algo que me libera de la angustia, sin embargo, es sólo un momento. Estoy angustiado. Insociable por momentos. Enojado por otros. Resignado por motivos. Desestimado por mi mismo.
A veces la confusión, la inseguridad, el miedo y la especulación son el desencadenante.
Lamentablemente ya no río como antes.
Si, a veces me siento demasiado solo.
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